Un sábado tormentoso de primavera
A primera hora de la
mañana, abres los ojos
y tratas de enfrentarte a un nuevo día, te pesan terriblemente los parpados, te
pica por todo el cuerpo, te sientes
mareado y en las últimas veinticuatro horas solo has bebido agua mineral, me duele la cabeza…Te acercas a la ventana y solo ves a
través del cristal, un día color leche o
sea la luz del sol esta tamizada por una especie de sabana de nubes blancas que cubre el cielo.
¿Qué me pasa, me pregunto
un poco asustado?, la contestación
acude rápida a mi mente; hoy es un
sabado de primavera y encima esta de tormenta.
Los sábados, no dejan de ser días de cansancio, aunque
tu fin de semana prometan ser de lo más pacífico, pero siempre se alteran los planes vitales diarios; te levantas más
tarde, comes más tarde y diferente al resto de la semana, en una palabra
cambias tus hábitos y eso produce resaca y no
alcohólica.
La primavera, como es una estación de rompimiento. De la naturaleza no brota sino que
estalla una nueva vida (pólenes,
gérmenes diversos…) incide de una manera un tanto agresiva en el ser
humano, que no se encuentra capaz física y psíquicamente a esta explosión de vida y reacciona con los
síntomas que hoy estoy sintiendo y alguno nuevo que se añadirá en el transcurso
del día. ¡¡¡ Que se le va a hacer, ya
vendrá el verano ¡¡¡.
Las
tormentas y sobre todo los periodos que anteceden a estas son momentos que
suelen producir un sinnúmero de alteraciones a muchas personas predispuestas, entre las que me encuentro ¡¡¡¡ te duele la
cabeza, parece que te han puesto un
pesado bloque de hormigón encima…¡¡¡, por eso también hay que contar la
parte positiva, cuando acontece la lluvia y el aparato eléctrico acompañante,
la sensación de felicidad y bienestar que te embarga es indescriptible.
¡¡¡ El tiempo sigue igual
que al principio, nublado lechoso, primaveral y anunciando lluvia¡¡¡ . ¡¡¡ Qué
pena, a ver si mejora¡¡¡
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