Impresiones sobre la versión teatral de “Los Sueños” de Quevedo

En Los Sueños de Quevedo está la más descarnada denuncia de la sociedad española actual. Con la espléndida e inteligente colaboración de José Luis Collado, Gerardo Vera (autor del texto), ha dado voz en el Teatro de la Comedia al Quevedo del amor y sensibilidad, de la mordacidad y el insulto, de la negación y el ultraje, de lo despreciable y el vilipendio. 

Enfrentarse a Quevedo y, sobre todo en el teatro,  es zambullirse en ese caudaloso discurso lucido y doloroso sobre la decadencia de un imperio, es una insensatez de la que solo eres consciente cuando ya estas con el agua al cuello tratando de sobrevivir a esa embestida directa contra las conciencias que es la obra magna del gran cronista de la realidad española, sin adornos, sin coartadas, yendo a lo más profundo de la herida ,aunque te empapes en su sangre. 

La realidad del XVII era tan contundente que «solo se podía vegetar en ese tiempo o vivir en carne viva». Y así́ vivió́ Quevedo, contemporáneo de Velázquez, pintor también de la liquidación española. Eso intenta reflejar a partir de su obra más personal, sus Sueños, crónica dolorosa y lucida de una España presa de la corrupción de las monarquías de Felipe III y Felipe IV, presa del ocio y de la ignorancia, donde la filosofía era esclavizada por la teología.

Todo olía a podrido en Madrid y en las Españas, y ahí́ es donde escandalizan los Sueños, chismosos y veraces, caricatura, testimonio, dolor y carcajada, escritos por una mano manchada por el dolor que rezuma su propia herida interior. Quevedo se convierte, sin querer, en el testigo más fiel de como un imperio empieza a desmoronarse.







La interpretación de Juan Echanove, es la serenidad y la pasión, la voz implacable y la asombrosa expresión corporal, la maestría y la humildad. Pasa la batería el actor como un cohete y el público se rinde para aplaudirle de forma incansable. El resto del reparto, notable alto. La escenografía sobria y adecuada, una iluminación al servicio de la palabra cruda y un fondo musical que resalta de forma espectacular la acción.

¡¡¡ En fin, una inolvidable jornada teatral ¡¡¡

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