La aventura en Madrid de tomar algo en Semana Santa
Las
ciudades importantes por su numerosa población en momentos importantes del año, sufren una gran evasión de sus habitantes de sus habitantes hacia otros lares
nacionales o foráneos, huyendo de los rigores de la gran urbe y una gran
invasión de personas de otras procedencias bien nacionales o extranjeras,
que llegan con la sana intención de contemplar y vivir el ambiente, y todo lo
que da fama y lustre a la gran ciudad.
Me
refiero a la última gran espantada de
madrileños en la ya pasada Semana
Santa. Ahí se ve también el sentido gregario que tenemos las personas en
las grandes ciudades. Digo esto porque en Madrid,
lo que es el centro centro, Puerta del Sol y alrededores se pone en
estos casos a rebosar, entre turistas y los pocos madrileños que no salen, la muchedumbre es tremenda, pero repito en
la zona central. Nadie o poquísima gente sale de esta zona, pienso yo porque fuera de esta
zona, que los psicólogos, llaman de confort la gente se siente insegura. Esto da lugar a situaciones increíbles,
el problema de tomar un café, un aperitivo, un bocadillo… fuera de esta por mi llamada
zona de seguridad o confort, el encontrar un establecimiento abierto
en algunas de las zonas no centrales de
Madrid, es una aventura que puede tener consecuencias imprevisibles en
trato, calidad y precios ¡¡¡ qué le
vamos a hacer ¡¡¡
Pienso
que este desabastecimiento tremendo que sufre la ciudad en estas circunstancias
podría tener fácil solución si se actuara pensado por una vez en el bien de la comunidad y no en intereses
particulares, camuflados en palabras
rimbombantes como ¡¡¡ libertad ¡¡¡ ¡¡¡ libertad de horarios ¡¡¡¡. Recuerdo
que desde hace muchos años, a las
farmacias durante domingos y festivos se les señalaba un turno de guardia,
para que la población no quedara desprovista de fármacos, durante esos días.
¿No se podría extender
estas guardias a otros campos que inciden directamente, en el bienestar y
confort de los ciudadanos?
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