Llega Semana Santa y hay que salir.

Desde tiempos prehistóricos, los seres humanos han ido agrupándose para intentar solucionar los problemas que les iban surgiendo en cada momento. La tribu, el poblado, la aldea… son las soluciones que va adoptando para solucionar las incidencias a las que tiene que enfrentarse. Lograr una caza más productiva, ayudarse en caso de necesidad, enfrentarse a tribus enemigas,… en una palabra se agrupa con otros congéneres, para obtener ayudas, ayudar, sentirse más libre, trabajar y no estar pendientes de los enemigos, crear una familia y salvaguardar sus pertenencias.

El tiempo pasa, surgen las ciudades y los seres humanos encuentran en ellas, con los problemas lógicos inherentes, remedio y solución a todas sus apetencias, pero el tiempo pasa y la civilización lógicamente avanza, aunque este hecho sea para mi únicamente teórico, y nos empezamos a encontrar con una gran paradoja, el ser humano que se había unido para crear la ciudad, se encuentra incomodo en la misma, por su aumento desmesurado en habitantes, vehículos en fin masa competitiva y aprovecha cualquier motivo, por intrascendente que sea este, para huir de  la misma.

Confesar abiertamente que se encuentra incomodo en la ciudad, no lo hace pero lo manifiesta abiertamente. ¡¡¡ Hay que marcharse de la ciudad por el medio que sea ¡¡¡ ¡¡¡ Es Navidad, Semana Santa, las fiestas patronales, hay por medio varias fiestas coincidentes, los clásicos puentes, lo que sea, hay que huir de la ciudad como sea ¡¡¡
¿A dónde va? Normalmente a muchos kilómetros del lugar donde habita, a intentar encontrar un trozo de naturaleza que le sirva para recargar sus pilas, completamente vacías del esfuerzo diario para sobrevivir, que realiza en un medio urbano, inhóspito para él.

Este huir le supone también un esfuerzo; carreteras colapsadas, atascos interminables, hoteles, restaurantes y otros hasta la bandera…







Tenemos si queremos sobrevivir a todo esto que encontrar un medio de vivir más humano, que nos permita una vida más humana en conexión con la naturaleza e impida estas neuróticas escapadas, que al final poco y a pocos satisfacen.

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