Un microcosmos en un pasillo

Llegas a un hospital importante a visitar una de sus consultas. Empiezas a recorrer un largo pasillo y te dedicas a observar el semblante de las personas con las que te cruzas.

Por la izquierda, en dirección contraria a la tuya, ves a una pareja de mediana edad, con las caras muy serias y preocupadas. ¿Qué les habrán comunicado, los facultativos? ¿Una mala noticia respecto al estado de su salud o la de alguien cercano?  A poca distancia de esa pareja, caminan detrás dos personas vestidas con bata blanca, se supone trabajadores del centro, que en un tono de voz lo suficientemente audible van hablando de lo malo que es en el trabajo, un tercer compañero.

Llegamos a la intersección del pasillo con otro que cruza. Hay que mirar antes de andar porque nos podemos encontrar con: personas, aparatos, camillas o camas… que van en dirección contraria. Pasamos el cruce, seguimos andando y nos encontramos, con un hombre de mediana edad, que luce una alegría en los ojos y una sonrisa radiante, las noticias que le acaban de dar seguro que han sido inmejorables.

Las gentes lentamente pero sin pausa van entrando y saliendo de las distintas puertas que dan a este pasillo, que se corresponden con consultas médicas del centro, y el desfile de personas y personajes sigue.

Un facultativo solo, con impoluta bata blanca, camina con una serie de carpetas bajo el brazo, ¿en qué ira pensado? , ¿ cómo devolver la salud a un enfermo grave o llevara la mente en blanco?  . Una cama con una persona tremendamente pálida, que un auxiliar se encarga de conducir a una exploración o de vuelta de la misma a la planta que ocupa en el hospital. Los empleados del servicio de limpieza, que un tanto ajenos al dolor y la seriedad que se respira reparten sonrisas a compañeros y algunos canturrean en tono bajo una canción. Los despistados que van a ver a un enfermo ingresado, y no saben a quién preguntar para



localizarle….Un pequeño mundo, un microcosmos en el pasillo de un hospital.


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