El anís I
Con
el nombre de anís se conocen a todos
los aguardientes elaborados con plantas aromáticas, como el anís verde, el hinojo y la badiana. Esta última, originaria de
China, es la que actualmente se utiliza para la elaboración de los anises. Su nombre se debe a la
disposición estrellada de los 6 a 12 carpelos o partes que la forman.
El anís ya era conocido en la antigüedad y su
origen se remonta al Imperio Babilónico,
donde ya se encuentran los primeros
escritos sobre la maceración del anís,
utilizado en esta época contra la peste y el cólera.
También,
los griegos fueron buenos conocedores de los beneficios de la Pimpinella roma motros campos, como el
farmacéutico o en repostería.
Como
producto procedente de Oriente, en
Europa tuvo una gran aceptación. Pero es en el año 851 cuando el anís aparece realmente en la
historia. Los monjes de Flavining, en la
Borgoña francesa, fueron los que empezaron a destilar anisados así como los
primeros en fabricar bombones de anís.
El
anisado más antiguo es el “anisette de
Burdeos”, elaborado originariamente por la empresa Marie Brizard, fundada en 1762. La elaboración de este aguardiente
se expandió por toda Europa, propiciando incluso la plantación, sobre todo, de anís verde, en países mediterráneos,
como Italia, España y Malta.
Al
anisette como producto elaborado se llega utilizando dos tipos de elaboración: anís destilado y anís en frio. El
primero es fruto de una maceración el alcohol del anís, al que se añade agua y azúcar. A diferencia del anterior,
el anís frio se obtiene de una
disolución de aceites vegetales, bien de anís
o de badiana, agua y azúcar. La badiana se
comercializaba en forma de esencia, aunque ya en la Edad Media se empezaba a
utilizar para la cocina y para perfumar bebidas. La planta anís verde, originaria de Asia Menor, tiene un aroma más potente
pero más delicado...
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