La botella (I)
Es
el recipiente utilizado para la contención de líquidos. En el vino, contenedor común de los vinos terminados. En la antigüedad el vino era transportado y
conservado en ánforas, jarras, comúnmente elaboradas con arcillas o barro e impermeabilizadas en su interior con una capa de resina de pino. Tras la
aparición del cristal soplado en la antigua Roma, se comienza a utilizar la botella como contenedor de líquidos.
En la Europa antigua y
medieval, era común el
uso de jarras de loza, materiales pétreos, madera y hasta piel. Este tipo de materiales se siguieron
utilizando hasta bien entrado el
siglo XVII, en el que la fabricación de cristal soplado experimenta un importante avance y comienza el comercio y
fabricación de botellas de cristal, que
solo estaban al alcance de las clases más elevadas, aunque bien no estaba aún
permitida la venta de vino en botella, que
se vendía a granel, sí el embotellado era posterior a la venta. Esta medida fue
implantada por los comerciantes de vino,
que temían perder si estas se realizaban en función de la capacidad de las
botellas que contenían el vino.
Las
primeras botellas que se fabricaron
tenían formas redondeadas y cuellos altos. El
color del vidrio dependía del grado de impurezas que contuviese y de los
materiales propios de este. En el caso del
vino este hecho resultaba beneficioso, ya que impedía el paso de la luz
solar al contenido. Así se encontraban botellas
pardas, verdosas, ambarinas y hasta negras. Con la evolución y el paso del
tiempo, las botellas fueron
desarrollando diferentes tamaños, formatos, grosores y pesos. Así, entre
finales del siglo XVII y mediados del XVIII eran populares las botellas redondas de cuello corto a semejanza de una cebolla,
que fueron evolucionando hacia formas más estilizadas y cuellos más altos. En
algunas ocasiones las botellas se
sellaban con las iniciales de sus propietarios. Representativa de este formato
es la botella”
mallet”, original de mediados de 1700…
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