Alcohol (y II)

Desde un punto de vista médico, el etanol es tóxico si se toma sin moderación; pero los últimos estudios llevados a cabo por diversos colectivos médicos aseguran que el etanol tiene un buen efecto anti plaquetario; los ataques cardíacos ocurren cuando se adhieren plaquetas al revestimiento áspero de un vaso sanguíneo dañado, formando un especie de tapón obturador. Ese efecto anti plaquetas, además de otras propiedades beneficiosas del vino, ha originado el fenómeno de la paradoja francesa, al descubrirse que los países de tradición vitícola suelen ser los que menor tasa de mortalidad cardíaca presentan, y ha fomentado la moda de  ingestión de la dieta mediterránea basada en el consumo de frutas, legumbres y vino. Las investigaciones que se han realizado entre muestras de población significativas parecen concluir sin lugar a dudas que el fenómeno de la paradoja francesa se debe al consumo de vino como integrante de la dieta habitual.

El vino, por su contenido en agentes polifenólicos antioxidantes y anticoagulantes, contribuye a aumentar la concentración de HDL (llamado popularmente Colesterol bueno) y disminuye la concentración de LDL (o Colesterol malo) causante de afecciones coronarias y vasculares.




El exceso de ingestión de vino, provoca gravísimos trastornos siempre en función del nivel de ingestión. Abarcan problemas físicos, mentales, neurológicos de todo orden y su continuidad en el tiempo, pueden provocar desde secuelas de todo orden, hasta la muerte del  individuo. Este síndrome alcohólico, está considerado como una drogadicción y en la casi totalidad de los casos está ligado a alteraciones psíquicas de la persona y su tratamiento se hace en dos direcciones: psicoterapia y medicina interna.



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