Degustación o cata y II
La boca completara la degustación sensorial. La captación de los sabores se lleva a
cabo a través de las papilas gustativas de la
lengua, que capta los cuatro sabores
primarios (ácido, dulce, salado y
amargo). La parte frontal de la lengua es especialmente sensible a los
sabores dulces, mientras que los laterales captarán la acidez. Los laterales
frontales son los responsables de las sensaciones salinas y las papilas
situadas al final de la lengua recogerán
los sabores amargos.
La boca permitirá, ayudada por la vía retronasal, captar
las características de sabor, textura,
temperatura, densidad, viscosidad y astringencia. Algunos catadores toman
una pequeña cantidad de aire con el primer sorbo del vino, que recorrerá el interior de la boca para tomar contacto
con las papilas gustativas. Una vez apreciadas las características de un vino, este es escupido o tragado,
aunque algunas sensaciones continúan presentes tras este paso.
La degustación a ciegas,
es una forma particular de cata en
donde el catador o degustador (que
es una persona cualificada para realizar el análisis gustativo y sensorial de un vino para emitir un juicio lo más
objetivo posible de sus características ha de identificar el vino sin conocer su identidad y procedencia.
En la degustación a
ciegas, las botellas
se presentan desnudas, es decir, sin etiquetas, y numeradas o tapadas en su
totalidad, de manera que el catador no obtenga ninguna referencia que permita
si identificación total o parcial.
Algunas
variedades son fácilmente identificables por su tipicidad, como la Cabernet Sauvignon, aunque hay
catadores capaces de percibir variedades no especialmente distintivas, como la Chenin Blanc o la Merlot.
En ciertos casos la degustación a ciegas permite
distinguir y diferenciar cosechas y la edad del vino, lo que se aprecia fácilmente por el olor y el color.
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