Un vino de alta graduación el de Toro
Tinta de Toro es la variedad principal de la Denominación de Origen Toro, la región
vinícola e la que se cultiva y ha tomado nombre. Con ella se obtienen tintos “machos”, de gran personalidad
bastante cercanos al sabor de un ribera
del Duero y al color de un Burdeos.
La variedad se asienta en la comarca de la Tierra del Vino y las riberas de los ríos Duero, Guareña y Talanda, en el cuadrante suroriental de Zamora, extendiéndose hacia el vecino Valladolid hasta lindar con Rueda.
Se cultiva a lo largo de un paisaje suave y ondulado, con pequeñas elevaciones
y pendientes poco pronunciadas, caracterizado por unos suelos pedregosos, de
textura arenosa, en los que se consigue
una aceptable retención hídrica, así
como una fácil penetración del aire y de
la raíz de la planta. El clima de estas tierras es
continental, definidos por temperaturas
extremas y una escasa pluviometría.
A su alta graduación
(pueden alcanzar más de 14º)
y gran cuerpo, se une la franqueza de su aroma, el color intenso y la expresión
amplia y equilibrada que dejan al paso por boca. Quizá su principal característica sea la astringencia que le otorga sus
taninos muy maduros. Son en definitiva, vinos
bien estructurados, provistos de frescor e intensidad.
Descrito
este vino en el siglo XVIII por Alain Huetz de Lemps como “un vino muy tinto, muy poquito dulce y muy
suave”, fue el primer que se bebió en la corte allá por el XVI en
pleno apogeo den los blancos de distintos
orígenes.
De
la alianza entre la Tinta de Toro y
la Garnacha nacen rosados de color vivo, con gran
intensidad aromática, frescos, suaves y ligeros en boca. Hoy, gracias a las
modernas elaboraciones, se obtienen resultados muy aceptables, viéndose
indicios muy prometedores del matrimonio entre la Tinta de Toro y la elegante Cabernet
Sauvignon.
Otros datos: Se puede estar perdiendo esta variedad
autóctona de la zona de Zamora al
ser sustituida por la Tempranillo
riojana en las nuevas plantaciones que se realizan.
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