Una flecha sube al cielo


Gerardo Diego (1896-1987), escribió su famoso soneto, EL CIPRÉS DE SILOS, el 4 de Julio de 1924, durante una noche que pasó en la hospedería del Monasterio de Santo Domingo, dejándolo en el libro de firmas de la misma.
Ve en la altura y verticalidad del ciprés, un símbolo de eternidad que la fe provoca en el ser humano. Por eso, identifica la figura del ciprés con una serie de objetos que se separan con fuerza de la tierra (surtidor, lanza, flecha, saeta). A continuación habla de sí mismo para confesarle al ciprés como llegó a él falto de espíritu y como tras contemplarlo, sintió, quiso sentir esa confianza en la fe que se desprende de la apariencia del árbol.

EL CIPRÉS DE SILOS








Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas al cielo por tu lanza
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado así mismo en loco empeño

Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce, firme,
que ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.

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