Temor a la locura

octubre 05, 2018

Existe en muchos de nuestros conciudadanos, un sentimiento de inquietud y desprotección frente a los trastornos mentales, que impide, a los que se consideran sanos, acercarse a los que los padecen, porque esa aproximación la consideran dañina, arriesgada o peligrosa, en una palabra por si se contagian, craso error.

Esta creencia muy metida desde tiempos inmemoriales, en el imaginario popular, sigue teniendo la fuerza social suficiente para frenar la integración de este tipo de enfermos en la sociedad española. La pobreza, la locura y la falta de salud, han sido siempre las amenazas más temidas por nuestros compatriotas de todas las épocas. La gente va al médico, para vigilar cualquier síntoma que les parece sospechoso, síntoma que se comparte con familiares y conocidos, a los que luego se comunicara el diagnóstico del facultativo, salvo en un caso...si es una enfermedad, problema psicológico, de conducta, del ánimo... y que haya sido derivado, el enfermo a un psicólogo o a un psiquiatra, por el facultativo de cabecera, para su diagnóstico y tratamiento. El proceso se lleva en silencio ¡¡¡ Que van a pensar, que está loco!!!.

Cualquier trastorno de tipo psíquico (cansancio, tristeza, brotes depresivos...) pueden considerarse, en muchas ocasiones, el primer aldabonazo de una enfermedad somática en formación, incluidas las oncológicas. Las alteraciones de la psique, no dejan de ser una enfermedad como otra cualquiera, muchas veces, muy invalidante (depresión, neurosis, esquizofrenia, bipolaridad...), aunque con una peculiaridad, no son contagiosas, a pesar de ciertas creencias tradicionales, que así lo afirman.

En nuestro país, hay un trabajo a realizar de manera urgente, desnudar los problemas mentales, de perjuicios de todo tipo, pero sobre todo personales. Visualizarlos, darles un marchamo de normalidad. Es una enfermedad más que podemos padecer los humanos.

Las autoridades, están obligadas a crear una autentica y efectiva política de la enfermedad mental. Formación de especialistas, centros de tratamiento, investigación, políticas adecuadas de prevención..., deben ser los puntos de apoyo de esta política tan necesaria para el país y sin embargo aún carente en España de definir a pesar de estar en el año 18 del siglo XXI.