Reflexiones fúnebres

Este pasado domingo, tuve que asistir al velatorio y posterior sepelio de un familiar, recientemente fallecido. Durante estos actos se me ocurrieron una serie de pensamientos

El hecho del fallecimiento de una persona en nuestro país, conlleva la puesta en funcionamiento de toda una serie de convencionalismos sociales, que en  su realización ponen de manifiesto lo que de envarado y de cartón piedra tienen.

El negocio  funerario es uno de los que más pingues beneficios produce. De ahí que la mayoría de las familias españolas, estén pagando durante años y años una póliza de seguro, para poder afrontar esta circunstancia. La organización del entierro que lógicamente se pone en funcionamiento en cuanto ocurre el óbito, comienza con la elección de qué clase de entierro, o desde hace poco tiempo, que clase cremación se desea, si entierro, tipo de ataúd, en una gama que va desde uno humilde, una caja monda y lironda hasta el de más lujo, ataúdes con sedas, apliques de bronce…

Si se elige la cremación también hay sus problemas económicos. Queman el cadáver sí, pero el precio depende de que las cenizas del cuerpo del finado se entreguen a la familia o bien en un simplísimo columbario, o bien convertidas en una deslumbrante piedra preciosa, para luego engastarla en algún anillo o collar de metales nobles y poder lucir como símbolo ¡¡¡esta joya!!!.

No tenemos cultura de la muerte, tenemos que pensar que al nacer estamos comenzando a recorrer el camino hacia la muerte que es  vida.

En esos lujosos Tanatorios, los lloros,  gemidos y lamentaciones surgen a borbotones, por la persona desaparecida, que teóricamente está allí, detrás de un grueso cristal, y congelada para evitar una prematura putrefacción, pero no está. Está en nuestro pensamiento, en el  recuerdo que nos ha dejado el convivir con él, el intercambio sentimental que sostuvimos…








Lo mismo podría decir de los cementerios, inmensas extensiones de tierra que alberga el polvo de los que fueron. El cementerio que quieren nuestros muertos y en su momento nosotros, es nuestro recuerdo y agradecimiento de lo que hicieron por nosotros, y que esperamos lo mismo cuando a nosotros nos suceda.

Como dice el famoso  himno ¡¡¡ la muerte no es el final !!!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Segovia es asado, el asado es Segovia.

Tempus fugit

Saber retirarse a tiempo