¿El ascensor, medio de transporte enervante?
El ascensor, según la R.A.E, es
un aparato que sirve para trasladar personas o bultos de un piso a otro.
Pero para mí tiene algunas
especiales circunstancias que influyen en su utilización. En un hotel donde pueden
existir varios ascensores en funcionamiento para el servicio de sus clientes, lo mismo digo de cualquier
otro edificio, los posibles usuarios del artilugio, se van acercando a él con
precaución, mirando de soslayo por si alguien cerca tiene la misma intención de
subir en el artefacto.
Si en ese momento, llega uno
vacío o bien se vacía de personas, el que va primero, se adelanta rápidamente,
entra y pulsa los botones de subida, el caso es subir solo, o solamente
acompañado de sus íntimos, no se admiten intrusos en el corto viaje.
Si no hay suerte, y se introducen
contigo otras personas, ahí empieza el problema. Antes había siempre alguien
cerca del cuadro de botones del ascensor, que
era como un “ascensorista aficionado”, que preguntaba a los nerviosos
pasajeros ¿a qué piso va Ud.? Los marcaba en el cuadro y se iniciaba el viaje
repartiendo viajeros por todos los pisos, aunque con la tensión consiguiente,
finalizaba la ascensión.
Ahora con la incomunicación y
aspereza con que todos actuamos en nuestra vida social y de relación, ya
nadie o casi nadie ni preguntan ni
dicen dónde van. Un conjunto de dedos
nerviosos se dirigen en tromba, a marcar el piso correspondiente con la consiguiente
algarabía.
Pero después de todas estas
operaciones, ¡¡¡el ascensor no funciona!!! ¿Qué pasa? Se han metido más
personas de las permitidas en las normas de homologación del aparato, y los
kilos son los kilos. ¡¡¡Que miradas, dentro del receptáculo!!! ¿Quién será el
gordo o los gordos, que esta o están impidiendo el viaje del elevador?.¡¡¡ Yo
peso muy poco…!!!. Se oye murmullos semejante a los deslizamientos de una
serpiente, risitas, toses…Sale primero una persona, luego otra… hasta que el
peso permitido es el correcto, vuele a
elevarse triunfante el ascensor, con sus pasajeros nerviosos y con cara de
palo.
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