Bodegas Arzuaga-Navarro
Situadas
en el término vallisoletano de Quintanilla de Onésimo, las bodegas
Arzuaga-Navarro llaman la atención por su curiosa construcción de arcadas y
piedra rustica, coronada por un campanario con un cierto aire místico, sobre el
que se alza una veleta con el logotipo de la casa.
La
fue creada a principio de los ochenta del pasado siglo por Florentino Arzuaga y
su cuñado. Esta familia afincada en la localidad burgalesa de Lerma, ha estado
siempre muy ligada a la moda (Amaya Arzuaga, diseñadora de éxito), la
hostelería y la universidad (Juan Luis Arzuaga, codescubridor de las cuevas de
Atapuerca). Florentino llegó al mundo de los vinos gracias a su gran afición,
sobre todo por los vinos de la Ribera del Duero y por su espléndido presente y
prometedor futuro.
Hace
ya bastantes años que la familia Arzuaga Navarro adquirió la finca “La Planta”,
situada a orillas del Duero, con unas vistas privilegiadas sobre el rio. Cuenta
con una extensión de 1.400 ha de terreno muy apropiado para el cultivo de la
vid.
En
los terrenos que rodean las bodegas se cuentan 25 ha de viñedo, que se suman a
las otras 75 ubicadas en la finca “La Planta”. La variedad más abundante es el
Tinto Fino, protagonista de la región, aunque se ha dejado un pequeño espacio
para la Cabernet Sauvignon y la Merlot.
En
los 1.500 m2 destinados a la nave de elaboración pueden verse los tanques de
acero inoxidable que alcanzan medio millón de litros. La nave de crianza cuenta
con más de 1.500 barricas de roble americano y francés para una producción
anual de más de 400.000 botellas.
La
primera botella de la casa nació en 1993, un año arduo para la Ribera,
mientras, que en el siguiente año 1994, fue calificado como de “muy buena
cosecha”. Producen sobre todo tintos, jóvenes, crianzas y reservas, con
potentes rasgos de fruta y los fines matices de su crianza en roble.
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