Este cálido verano madrileño

Madrid es, como lo definieron algunos, un gran poblachón manchego que en vez de ir a menos ha ido  cada vez a más, hasta convertirse primero en capital de los reinos hispánicos y posteriormente en la del reino de España, en el periodo decadente del poder hispano.

Su ascendencia manchega, se nota en todo y sobre todo apoyándose en el tan cacareado “cambio climático” en que se está convirtiendo en una ciudad de dos estaciones, el veranisimo  y las del metro.

Dicen los que parecen saber, que el ser humano, sufre olvidos de lo que le ha hecho  sufrir anteriormente para no compararlo con lo actual. Me refiero al calor de la estación veraniega, que nos está azotando y obsequiando  desde mediados de Mayo, con temperaturas altísimas, con el alivio de una semana solamente, durante el pasado mes de junio. Calor sin parangón en pasados veranos, a pesar de que la gente parece olvidar estas circunstancias.

En todos los lugares las temperaturas altas veraniegas son molestísimas, pero en aglomeraciones urbanas más pequeñas, cuando el sol pierde su fuerza el ambiente se va haciendo más soportable.

El calor  del sol se va almacenando durante todo el día en el pavimento de hormigón de la ciudad y cuando anochece y la temperatura ambiente baja, el calor almacenado en el suelo sube y caldea todo. Con lo que cuando el astro rey deja alumbrar, los sufridos urbanitas siguen sufriendo los rigores del calor, o bien por que el sol directamente nos quema, o por la  noche con lo  acumulado en el suelo. ¡¡¡ Bien por arriba o bien por abajo a sudar tocan, en estas fechas, a todas horas!!!

Los aires acondicionados, el incesante tráfico automovilístico, también coadyuvan a hacer el ambiente de las grandes ciudades, espacios vitales casi insoportables. No es raro que cuando los habitantes de la gran ciudad tienen posibilidad de abandonarla momentáneamente, lo hagan en tromba. Lo que sirvió para refugio y comodidad del ser humano, la gran ciudad, se está convirtiendo en un espacio estresante y neurótico para él.

¡¡¡ Gran labor para políticos y arquitectos por lo que resta del siglo XXI, conseguir ciudades humanas, habitables y sostenibles!!! ¿Lo conseguirán?