Cesar Manrique Cabrera. Obra pública en las islas y Península.
En
1966, Manrique se asienta definitivamente en Lanzarote donde se instala.
Promueve un modelo de intervención en el territorio en claves de
sostenibilidad, que procuraba salvaguardar el patrimonio natural y cultural
insular. Sus logros fueron determinantes para la declaración de Lanzarote como
Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1993. En 1974, publica “Lanzarote,
Arquitectura inédita” con la intención de proteger la arquitectura local.
Por
su trabajo artístico y medioambiental en Lanzarote, Manrique recibió distintos
premios entre los que cabe destacar, el Goslarer Monchehaus-Preis für Kunst und
Umweit 1981 (Goslar 1981), Premio Europa Nostra (1985) y el Fritz Schumacher de
la Fundación F.S.V (Hamburgo 1989).
Paralelamente
al compromiso con el territorio insular, abrió su trabajo creativo hacia otras
manifestaciones artísticas. Defiende para su obra el concepto de arte total, en
el que pintura, escultura, murales y arquitecturas se integran en espacios
seleccionados de la naturaleza a cuyo carácter se adecuan mediante la
intervención del artista, como ejemplos en Canarias de esta simbiosis de arte y
paisajismo: Jameos del Agua, su casa de Tahiche, Mirador del Rio, Jardin de
Cactus…
Además
de sus obras en Lanzarote, idea diferentes propuestas para otras islas-Costa
Martianez (Puerto de la Cruz), Mirador de El Palmarejo (La Gomera), Mirador de
La Peña (El Hierro).
Fuera
de las islas deja obras inconclusas en Madrid y Ceuta.
Son
intervenciones, obra pública fundamentalmente – miradores, jardines,
acondicionamientos de espacios degradados, reformas del litoral - en las que,
al igual que en los proyectos de Lanzarote, se propone un diálogo respetuoso
con el medio natural y se interrelacionan valores arquitectónicos de la tradición local con
concepciones modernas. Así, se configuran paisajes intervenidos en los que el
ciudadano puede tanto contemplar el espectáculo de la naturaleza como entran en
contacto con ella.
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