La lengua castellana y sus usos
El Castellano es una especie
de ronquido que los españoles utilizan los lunes para hablar de futbol. La
lengua castellana sirve también para decir otras muchas cosas, pero menos
importantes.
Sirve, por ejemplo, para
expresar un pensamiento cualquiera, verbigracia: “La conjunción de los bloques
de masas y el abigarramiento cromático, unido a una valoración intrínseca e
individualista, tiende a un puntillismo
de nostalgias que se remontan acaso a los albores del primitivismo menos
ortodoxo. Los bloques yuxtapuestos y la alineación temática…”. Pero párrafos
como esos solos se los dejan decir a pretendientes a puestos de interés
nacional.
Existe también un castellano
especial para economistas y políticos, porque de vez en cuando se leen por ahí
cosas como ésta “En los fundamentos de todo sistema hay, no como premisa, sino
como colofón, un inciso coyuntural que retrotrae y frena el caos inflacionista,
consecuencia y paradigma de una mal entendida centralización, cuya idoneidad se
sincronizaría acaso con una fase empresarial que se apoyase en unas
estructuras flexibles que tenderían al
fin y a la postre a la sistematización de lo orgánico”.
Me permito suponer –no he
buceado lo suficiente en este terreno- que lo mismo que existe en literatura un
barroquismo, un culteranismo, en política tenemos un grupo de prohombres
gongorinos, que hablan para una minoría
que los entiende. Y esa minoría selecta y preparada, es el público que sigue de
cerca los gorjeos de tales canarios estatales. Al resto del país que lo zurzan.
Si la gente, entiende los
mensajes que por todos los medios, recibe de estos patricios, desconfía
inmediatamente de ellos, pero sin embargo, si el mensaje que reciben es astruso
y sobre todo demagógico, muy demagógico, prometen el oro y el moro, gratis,
sobre todo gratis, el entusiasmo del pueblo, puede ser inenarrable.
¡¡¡Pobres masas, que se dejan
dirigir por encantadores de serpientes que solo les ofrecen humo, y solo juegan
con el lenguaje, para tratar de convencerles!!!
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