La langosta y las judías
Esta,
de áureo marfil tierno y rosado,
suculenta
y opípara langosta,
pompa,
florón y gala de la costa,
que,
perezosa y verde, la ha criado,
es
manjar indigesto. Ten cuidado;
no de
su pinza, que feroz agosta,
sino
de los dineros que te “costa”
su
plástico marino y nacarado.
Déjala,
pues, sin pena y sin enojo,
que en
la manducatoria hay jerarquías,
y tu
estas bajo, como está el abrojo
En su
lugar ingiere y sin manías
Esos
guijarros puestos en remojo
-mariscales
mariscos-; las judias
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