Morenos por la ciudad
Después
de las ya pasadas vacaciones y podría añadir otro adjetivo más de
acompañamiento “olvidadas”, es impresionante como el ser humano, se reintegra a
su habitáculo habitual, reprimiendo el recuerdo de sensaciones y buenas o malas
que le hayan ocurrido con anterioridad y se acostumbra con rapidez a seguir
desarrollando sus tareas habituales de hormiga urbana, una más metida en las
filas de sus laboriosos convecinos.
Salgo
a la calle, a sumergirme en el calor reinante y observo algo. ¿Serán
alucinaciones mías, producidas por las altísimas temperaturas reinantes? ¿Será una realidad verdaderamente alucinante,
un verdadero fenómeno real?, pero es que
veo a la mayoría de mis convecinos con los que me cruzo, que han dejado de
tener ese color pardo-cetrino en la cara, propio de los habitantes de las
grandes ciudades, luciendo en cambio, maravillosos y efímeros bronceados que
resaltan particularidades personales antes ocultas por el efecto de la
contaminación que nos envuelve todo el
año.
Los
urbanitas, pálidos todo el año, buscan al sol para que broncee sus cuerpos con
sus rayos. Necesitan recobrar aunque sea por un tiempo corto el contacto con la
naturaleza, hoy tan contradictorio y tan necesario, sin embargo, para el
desarrollo integral del ser humano en su ambiente ciudadano.
Este bronceado vacacional, unos lo hacen por
salud (los beneficios del sol). Otros egocéntricos de siempre, para que la
gente se fije aún más en ellos y admiren su figura morena y hermosa. Otra buena
proporción parece decir con su morenez reluciente, que es porque tienen todas las posibilidades para
ir a sitios estupendos, donde el sol solo parece lucir para elegidos. No deja
de ser una modalidad más del moderno “postureo”. Parece que están esperando que
todo el mundo les reafirme su “moreno” tan buscado y les den oportunidad de
decir donde lo lograron.
En
poco tiempo, ese moreno palidecerá hasta desaparecer y volver el año que viene,
a pesar de las cremas que puedan aplicarse para prolongar su vigor y cierta
gente, perderá este” signo de distinción”, que tanto le costó lograr (quemadura s, escozores, despellejamientos y dinero,
mucho dinero...), serán así un poco más grises.
Me
miro en un espejo, me reconcilio conmigo mismo, las zonas blancas que en mi
cuerpo ha dejado el pasado sol vacacional, me dan un especial a aire de autenticidad
que me hace sentirme mejor.
Comentarios
Publicar un comentario