Consejos vendo y para...
“Consejos
vendo y para mí no los tengo”, este refrán quiere hacer referencia a esas
personas que parece que tienen una única
misión en este mundo y es el de aconsejar a diestro y siniestro, sobre los más
diversos problemas a todos con los que se cruzan, haciéndoles ver que sus
soluciones son las únicas que van a resolver las preocupaciones que les
acucian. Estas personas de marcados rasgos egocéntricos, entrometidos,
sabiondos... normalmente parten de una premisa fundamental, nadie les ha pedido
su intervención, con lo cual esta es recibida, con todo tipo de objeciones y
enfados provocando enojo en quien aconseja.
Lo
curioso es que ante una situación semejante, los consejos que nuestro personaje
ha prodigado con tanta liberalidad él no los usa, ¿por qué?. Es lo mismo que
“el alcaraván”, un pájaro que cuando otea un enemigo en el horizonte trata de
avisar a sus congéneres más próximos, pero sin moverse del sitio, con lo que es
una víctima casi segura del presunto invasor.
Aconsejar,
siempre a petición de parte, para nosotros es una obligación moral por lo cual
debemos a quien nos lo pida, transmitirle lo que haríamos nosotros en un caso
semejante. Debemos pensar, que ese consejo no es una norma fija de conducta para nuestro interlocutor.
Puede seguirlo totalmente, en parte o no seguirlo. Muchos se disgustan sino no
se siguen estas recomendaciones, olvidándose que las personas, son libres y
dueñas de su destino y con derecho a equivocarse ya que de los errores se
aprende, y en el remontar fracasos, está el primer escalón para ulteriores
éxitos.
El
hacer lo contrario a lo que se dice sobre algún tema, en caso de que nos
afecte, resta confianza de los demás
para ulteriores temas.
¡¡¡ACONSEJAR
POCO, CON CORDURA, COHERENCIA, HONRADEZ Y SABIENDO,A QUIEN NECESITE DE VERDAD,
NUESTRA AYUDA!!!.
¡¡¡NO
ACONSEJA BIEN TODO EL MUNDO, SI NO EL QUE
SABE Y QUIERE!!!
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