Causan risa
Un
hombre que corría por la calle tropieza y cae. Los transeúntes se ríen. Creo
que no se reirían de él si pudiesen suponer que de pronto tuvo el capricho de
sentarse en el suelo. Se ríen porque se ha sentado sin proponérselo. Lo que
causa risa no es el cambio brusco de actitud, sino lo que el cambio tiene de
involuntario; lo que hace reír es la torpeza del que cae. Quizá había una
piedra en el camino. Habría sido necesario cambiar el paso o rodear el
obstáculo. Pero por falta de agilidad, por distracción o por obstinación del cuerpo,
por efecto de la rigidez o de la velocidad adquirida, los músculos continuaron
realizando el mismo movimiento cuando las circunstancias exigían un cambio. Por
eso se cae el hombre y por eso se ríen los transeúntes.
Consideremos
ahora el caso de una persona que se dedica a sus pequeñas ocupaciones con una
regularidad matemática y cuyos objetos que la rodean han sido cambiados por un
bromista malintencionado. Moja su bollo en el tazón de café y lo retira lleno
de miel; cree que se va a sentar en una silla resistente y da con su cuerpo en
el suelo; actúa, en suma, al revés, o funciona en el vacío, siempre a causa
de la velocidad adquirida. El habito le había impulsado. Habría sido necesario
detener el movimiento o desviarlo. Pero nada de eso ha sucedido, sino que se ha
continuado maquinalmente en línea recta. La victima de cualquier broma
pesada que se halla en una situación análoga a la del corredor que cae. Resulta
cómica por esa misma razón.
Lo
que en ambos causa la risa, es cierta rigidez de cosa mecánica donde uno
esperaba hallar la agilidad vigilante y la viva flexibilidad de una persona.
Entre ambos casos de da la única diferencia de que el primero se ha producido
por sí mismo, mientras que el segundo de ha producido de un modo artificial
(inducido). El transeúnte no hacía más que observar; y el bromista
malintencionado experimenta. Situaciones, como estos dos ejemplos, se
dan a cientos en la vida diaria.
Hablaba
Freud, en una de sus obras (Psicopatología del chiste) que las risas, son
señales que envía el cerebro ante situaciones instantáneas incomprensibles,
para el individuo.
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