Callar a tiempo









Responder con el silencio

Escuchar al otro es fundamental, para desarrollar conexiones cariñosas,  amistosas de relación, en una palabra ir al otro, fomenta la relación y sobre todo escucharle lo que nos dice y sobre todo lo que no nos dice, porque le faltan palabras para expresarlo, es una manera de fomentar la convivencia y las relaciones humanas.

Pero si escuchar el silencio es un arte que requiere desarrollar una actitud contemplativa, manejar el silencio es más difícil aún que manejar la palabra. Por eso, hay un proverbio hindú que dice: CUANDO HABLES, PROCURA QUE TUS PALABRAS SEAN MEJORES QUE TUS SILENCIOS. Y aquella letra de una copla argentina: CUANDO BASTA UNA PALABRA, EVITEMOS EL DISCURSO; CUANDO BASTA UN GESTO, EVITEMOS LAS PALABRAS; CUANDO BASTA UNA MIRADA, EVITEMOS EL GESTO Y CUANDO BASTA UN SILENCIO, EVITEMOS INCLUSO LA MIRADA.

Y es que, hacer buen uso del silencio es una condición que solo saben administrar y aplicar los sabios. Con razón se dice que después de la palabra no existe nada más poderoso, y que si con la palabra demostramos nuestra supremacía por encima de los animales, con el silencio podemos demostrarnos a nosotros mismos que somos mejores.

A responder con el silencio también se puede aprender. Seguramente la clave fundamental es el autocontrol emocional, la disciplina de los impulsos, la paz con la propia conciencia, la relativización del propio criterio, la empatía con el mundo interior ajeno.

Hay un tiempo para todo. También para acertar callando. En “La Vida es sueño”, Calderón hace decir a uno de sus personajes: “CUANDO TAN TORPE LA RAZÓN SE HALLA, MEJOR HABLA, SEÑOR, QUIEN MEJOR CALLA”. Y no es simplemente quien calla, sino quien lo hace mejor y saca más provecho de su silencio, porque no siempre el silencio es la más adecuada respuesta a un problema.

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