Una placa derribada, un enemigo menos
La
historia de los pueblos, es la narración o exposición de acontecimientos
pasados y hechos memorables sucedidos en el trascurso del tiempo. Dentro de
estos hechos memorables, ocupan un lugar importante, las guerras o luchas
armadas, entre naciones o grupos contrarios, que son hechos dramáticos por el horror que conllevan (perdidas
cuantiosísimas de vidas humanas, destrucciones masivas materiales y odios
tremendos entre vencedores y vencidos). Si
estas luchas se producen entre los habitantes de una misma nación
(guerra civil) los horrores alcanzan caracteres de hecatombe.
El tiempo sobre todo, una política inteligente
de reconciliación de los bandos enfrentados y no reabrir heridas de manera
brusca e innecesaria, es la mejor manera de que las personas olviden los
efectos desbastadores de estas conflagraciones.
Tuvieron
las guerras pasadas, un resultado, que es inamovible por mucho que esto se
pretenda cambiar. No siempre ganan los mejores,
pero es así, y esto es inalterable.
En
España, sufrimos en mitad del pasado siglo XX, una terrible Guerra Civil
(17-07-1936/01-04-1939), con todos los efectos indicados anteriormente. Cuando
han trascurrido casi ochenta años, con la consiguiente desaparición por obvios
motivos de edad de las generaciones participantes, y olvido por parte de las
actuales de estos lamentables hechos, nadie recordaba ya nada, de estos
luctuosos acontecimientos. A alguien se le ocurre reanudar la contienda. Hay
que cambiar la rotulación de los nombres de las calles de Madrid, quitando las
de los nombres de participantes e instituciones del bando vencedor, por otras
del bando de los vencidos, ¿Por qué no quitar todas las referencias de uno y
otro bando?, y que el silencio se adueñe de la situación, evitando despertar
nostalgias en algunos restos que puedan sobrevivir de ambos contendientes.
Busquemos
el olvido, eliminemos placas sí o no, a su tiempo pero con mesura,(hubo
atrocidades tremendas en uno y otro bando) para esto, busquemos estudios históricos
imparciales, para ver cuál es una
posición justa en cada caso. Eduquemos a nuestros jóvenes en la convivencia no
sectaria, y eso, si va ser la forma más eficaz de que estos brutales hechos, no
se repitan jamás, y recordando que:
¡¡¡
UNA PLACA DERRIBADA, NO ES UN ENEMIGO MENOS!!!
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