El tute también aburre
Estamos en una visita bien familiar o amistosa, nuestra llegada se ha visto marcada por
un aumento en la viveza de la conversación, nuestra entrada en el círculo ha sido como un catalizador para animar el tono del encuentro.
El mantener una
conversación fluida y agradable en estos casos es muy complicado, muchas veces por el
desconocimiento que tenemos unos de otros y de los caracteres de cada uno. Por
eso el mantenimiento de una conversación
durante largo tiempo, es harto difícil
para no caer en las redes del aburrimiento.
En la conversación se
están produciendo silencios muy demostrativos que ¡¡¡ la gente se está aburriendo!!! Las personas intentan ahogar un
bostezo, unos lo logran y otros no pueden. ¡¡¡
Se ha agotado ya la merienda ¡!! ¿Qué hacer, para mantener un mínimo de distracción en
nuestra alicaída reunión, para no provocar una huida en masa de los invitados?...
Alguien
al que se suele conocer en las reuniones, con el bonito nombre de salva reuniones, se le ocurre “la
solución salvadora” ¡¡¡ vamos a jugar un
tute ¡!!. La idea es acogida en principio con gran entusiasmo. Pero ahora
empiezan los problemas.
Hay que sentar a la gente pensando en su grado de
familiaridad. No podemos poner juntos a dos personas que no se lleven bien, o
que tengan fama de tramposos. ¿Con que jugamos con garbanzos, o con dinero? Hay
que convencer a quienes no les gustan demasiado las cartas, para que participe,
para que seguir…
Resueltos esos primeros
problemas logísticos, empieza el juego con su monótono pasar de cartas y más cartas, ¡¡¡ veinte en copas, las cuarenta, las
diez de ultimas ¡!!. De pronto unas
voz ¡¡¡ es imposible que hayas cantado
veinte en oros, porque yo tengo el caballo, tramposo ¡!! Pequeña trifulca, que a duras penas se
apacigua, sigue el juego…
La
gente ya no hace caso de las cartas, se habla de cualquier cosa, menos de las mismas,
vuelve el aburrimiento, reina en la mesa el tedio. ¡¡¡ Ya hay que pensar en
irse, porque si no se termina a palos, el tute también aburre ¡!!
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