Las locuciones latinas


Ahora se oye con frecuencia, a personas que  se las dan de cultas a ultranza, frasecitas, en un muchas veces macarrónico latín para demostrar su gran formación y adecuación de su ingenio a las situaciones de la vida diaria. Como por ejemplo, ¡CARPE DIEM!, o sea, aprovéchate hoy que no sabes si llegaras a mañana. Los menos cultos dicen “¡Que me quiten lo bailao!”.

Según lo que quiera decir “aprovéchate”, lo de “CARPE DIEM” puede ser una preciosidad de frase o una estupidez. Lo del “bailao” suena egoísmo.

CARPE DIEM,  como estupidez me recuerda al “Comamos y bebamos, que mañana moriremos”; otra tontada si la dice una persona, y lo normal, si lo hubiera dicho el gato de mi vecina del cuarto.

CARPE DIEM, como preciosidad quiere decir que hoy quiero trabajar a mi aire o mi forma, que no es el aire de ayer ni el aire de mañana; que hoy voy a sonreír, aunque no me apetezca y poniendo cara de que me apetece  mucho; que hoy voy a servir a los demás o dejarme servir por ellos; que hoy se va estar bien conmigo en casa, en el bar, en la estación de metro o en un banco viendo como los más jóvenes –setenta y cinco-ochenta y cinco años- juegan a la petanca. Si es así, ¡bendito CARPE DIEM!. Si es el comamos y bebamos me parece una manera de malgastar a veces tontamente y, por supuesto, egoístamente los años que me quedan.

No hagamos de nuestra vida una retahíla de frases, la mayor parte de las veces vacuas y sin valor. Que se nos recuerde siempre no por nuestros dichos sino por nuestros hechos, que son los que al fin y a la postre van a ser nuestra representación vital ante los demás.








Llenemos nuestros años de vida y no de latinajos y frases hueras, sin sentido.
¡¡¡¡ VIDA A LOS AÑOS Y NO AÑOS A LA VIDA!!!

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