De un caminante enfermo que se enamoró donde fue hospedado.
Descaminado,
enfermo, peregrino,
en
tenebrosa noche, con pie incierto
la
confusión pisando del desierto,
voces
en vano dio, pasos sin tino.
Repetido
latir, si no vecino,
distinto,
oyó de can siempre despierto,
y en
pastoral albergue mal cubierto,
piedad
halló, si no halló camino.
Salió
el Sol, y entre armiños escondida,
soñolienta
beldad, con dulce saña
salteó
al no bien sano pasajero.
Pagará
el hospedaje con la vida;
más le
valiera errar en la montaña
que
morir de la suerte que yo muero.
Luis de
Góngora y Argote
Córdoba
11-7-1561/Córdoba 23-5-1627
Máximo
exponente de la corriente poética culterana
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