Mentrida, tierra de vinos tintos
En
el norte de la provincia de Toledo, a la sombra de la Sierra de Gredos, 47
municipios se reparten los viñedos de la Denominación de Origen Mentrida.
Con
una historia, cuya trayectoria siempre estuvo ligada a la capital, los vinos de Mentrida gozaron de un
enorme prestigio en la Corte de los Austrias, y más adelante entraron a formar
parte del círculo de vinos que se despachaban a granel en las tabernas
madrileñas.
La
geografía que sustenta la viña tiene un relieve ondulado y los suelos que lo
cubren son, en general pardos y de origen sedimentario, con presencia de
arcillas y abundancia de arenas en la superficie. El clima es continental muy
riguroso, con largas insolaciones. Las escasísimas lluvias limitan la producción
por cepa y dotan a la uva de un gran poder alcohólico y de un intenso color,
características idóneas que han incidido en el fomento de los gráneles, aunque
se ha iniciado un movimiento por parte de las principales bodegas de la D.O,
para reequiparse tanto en maquinaria, como reordenar los cultivos e iniciar la
producción de vinos de calidad embotellados y fichando a enólogos que sepan dar prestigio a la D.O.
Los pasos que se han iniciado en ese sentido son muy prometedores. Son
también necesarias campañas de
publicidad para posicionamiento de la D.O en el difícil mercado nacional.
Prueba
de ello, son los siguientes vinos: CASTILLO DE BELARFONSO, ARRAYÁN, selección
2015. SOTORRONDERO 2016. BAJONCILLO 2016…
En
Mentrida de momento solo se cultivan uvas tintas. La más abundante es la
Garnacha, seguida a larga distancia por la Tinto Madrid y la Cencibel. De la
Garnacha surgen unos vinos tintos de alta graduación, con mucho tanino y buen
cuerpo, de color cereza oscuro, que en boca resultan carnosos, cálidos y suaves
y unos rosados de vivos colores y aromas frutales.
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