Los gritos no son razones.

Viviendo diariamente la realidad vital de los que nos rodea. He observado la cantidad de personas que quieren ser protagonistas centrales a toda costa de los grupos sociales en que están inmersos y que no paran en medios para conseguirlo. Tienen que manejar como sea el ámbito en que se desenvuelven (familia, trabajo…), y que no tienen razones para esa pretensión, únicamente la fuerza de sus pulmones, chillan y gritan desaforadamente para intimidar al resto, esta actitud da lugar a serios encontronazos en el grupo.

Estas personas muy egocentristas y gritadoras a las que me refiero, son personas claramente envidiosas, con una autoestima personal muy bajita, tremendamente recelosas, desconfiadas y caso curioso suelen tener al lado a alguien (personas tóxicas) que se encarga de atizar sus bajas pasiones, del que no desconfían (padres, hermanos, hijos…) siendo normalmente manipulados por estas terceras personas, en las que los gritadores confían ciegamente.

El uso de la fuerza, en este caso los gritos es propio de personas muy primitivas y muy poco inteligentes. En  el desarrollo de cualquier discusión, donde impera el razonamiento, estas personas se  ven desplazadas, si estaban en el centro del grupo hacia la periferia, porque no saben contestar con cordura a los razonamientos aducidos, solo saben chillar e insultar para tratar de atemorizar al otro, esto lo resumió genialmente MIGUEL DE UNAMUNO, con su famoso “venceréis pero no convenceréis”, en el enfrentamiento (en la guerra civil) en Salamanca con los militares armados.

Un último comentario, quiero dedicar a lo que la asunción de los gritos y la falta de razones provocan en el aflojamiento de los vínculos familiares y de cariño, que estas personas tienen con su  entorno, el vivir con este tipo de personas es realmente insoportable, provocando un progresivo alejamiento del resto. Es un motivo importante en el divorcio de muchas parejas  y el alejamiento consiguiente de los hijos.









En una discusión en cualquier ámbito, unos tiene razón y otros no, los que no la tengan escuchen, acepten, no se dejen aconsejar por terceros normalmente tóxicos, aprendan porque pueden sacar consecuencias que salven esas situaciones conflictivas con paz, razonamientos y sin gritos.

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