El problema del maltrato
La
sociedad ha sido a través de los tiempos un ejemplo de tradicionalismo
galopante, los estamentos dirigentes no pueden permitir que los miembros de la
misma se rebelen y así se logra mantener un aparente equilibrio que hacia fuera
da idea de una paz aunque en el fondo esta sea fingida.
El
rebelarse contra el orden establecido, en este caso las mujeres, lleva
implícito una reacción violenta por parte de algunos que ven en peligro sus
privilegios. Hombres posesivos, que todavía se creen en los tiempos en que su
compañeras (señora de…) les tenían que pedir permiso para todo o casi todo, eran
no el compañero, sino el dueño absoluto en cuerpo y alma de sus parejas. Ellos
decían como tenían que vestirse, con quien debían hablar…, los hijos. La mujer
los tenía que criar, también para adorar al hombre que era el padre y la mujer
solo la madre servicial.
Esto
cambió, las mujeres tomaron y toman conciencia de sus derechos, los quieren
ejercer y los ejercen. La igualdad se impone, aunque algunos hombres (con
tipología muy especial) y una parte de la sociedad no lo acepta ¡¡¡ faltaría más!!!
Esto hay que combatirlo ¿Cómo? Castigando tanta osadía, poniéndoles de
manifiesto, primero, sus defectos e inferioridad (maltrato psíquico) y ante la reiteración
de esas ansias de igualdad, una bofetada a tiempo, no vendrá mal, lo malo que
de esto al asesinato, en algunos casos, solo hay un paso, si hay que maltratar
a los hijos o también matarlos, para así doblegar a la mujer se hace y que
aprenda.
La
legislación actual, permite denunciar al maltratador, pero cara a un falso
sentimiento de amor que no es en la realidad, nada más que miedo, esas
denuncias se retiran, esperando la victima un arrepentimiento del hombre, que
casi nunca se produce, agravando en cambio la reacción del denunciado que llega
en muchos casos a matar a la agredida.
La
solución para mí es muy compleja, yo la resumiría en tres cuestiones:
EDUCACIÓN, CUMPLIMIENTO EXACTO DE LAS LEYES, PERSECUCIÓN DE OFICIO DE ESTOS
DELITOS (impedir anular denuncias, sin tener seguridades muy ciertas del
arrepentimiento de los maltratadores, que aun así deberían afrontar algún tipo
de responsabilidad)
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