Veinticuatro horas sudando


El Sol, definitivamente se ha enseñoreado de los cielos de nuestra ciudad de Madrid, con la fuerza a la que nos tiene acostumbrados en estas fechas previas a la estación veraniega.

El primer síntoma a observar entre nuestros conciudadanos, es la vestimenta. La gente,  va con lo que quiere y como quiere, con estas temperaturas no hay modas que valga, hay comodidad buscando sobre todo la frescura personal, si es posible. El enseñar interioridades anatómicas, importa poco, vamos sudando y el mostrar manchas del mismo, lucir michelines sebosos, y otras excrecencias corporales, importa poco o nada.

En contra de lo que pudiera parecer, a los urbanitas madrileños y foráneos el calor les agria el carácter. Cualquier roce no intencionado, cualquier palabra o gesto no interpretado normalmente, puede ser motivo de un “casus belli”, el calor altera las neuronas y sobre todo los corazones. Este calor y más hace que el  descanso nocturno, no sea  lo necesariamente reparador que era de esperar.

En los transportes urbanos y grandes aglomeraciones, un tufillo muy desagradable se expande por doquier, entre la masa. Hay por desgracia todavía, una parte importante de nuestros vecinos, que tienen unas normas de higiene muy laxas (no se cambian de ropa, no se lavan, no se enjabonan, se ponen ropa limpia sobre un cuerpo sucio...), hay algunas personas que tienen autentico horror al agua, son como verdaderos perros hidrofóbicos, pero eso sí parece un contrasentido, no se lavaran, pero consumirán cantidades ingentes de perfumes y colonias de olores muy penetrantes. La mezcla suciedad-perfumería, da origen a un olor corporal francamente repulsivo, que verdaderamente atormenta a los otros circundantes.

Nos sentimos personalmente incomodos, por más que nos lavemos, seguimos sintiendo en nuestro cuerpo, esa sensación de que nos hemos rociado el cuerpo con baba (sudor) en vez de con la loción que hemos usado. La ropa mojada, se nos pega al cuerpo, nos cuesta trabajo movernos. ¿CUÁNDO BAJARAN ESTAS AGOBIANTES TEMPERATURAS, QUEN TANTO NOS AFECTAN?








La proximidad de las vacaciones, el botijo, el aire acondicionado (casero y en lugares públicos) y otros, son los puntos de apoyo para mantener nuestra esperanza, en una relajación de este infierno (anual a pesar de los agoreros del CAMBIO CLIMATICO).

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