Calores y sudores


La vida en la ciudad sigue con su ritmo diario, monótono y a la vez acompasado. El tiempo atmosférico, está muy cambiante el sol y las nubes se turnan para cubrir el cielo ciudadano, de ese tiempo variable es reflejo fiel, la conducta de los urbanitas madrileños.

 Vamos a la calle, que es el mejor punto de observación para estudiar la conducta de nuestros vecinos, y basta con aposentarse, bien en un banco callejero o en una de las innumerables mesas de bares y cafeterías, que jalonan casi todas las calles de la ciudad.

Lo primero, que nos llama la atención es la diversidad de vestuarios de los que circulan presurosos a su destino, o más tranquilos paseando y mirando lo que pasa a su alrededor. Desde un vestuario de lo más sofisticado, tanto en hombres como mujeres hasta los más raros, extraños y harapientos (muy fashion, según sus portadores) que son exhibidos con toda naturalidad, ante el estupor de bastantes habitantes de la urbe.

 Las temperaturas van subiendo, cosa por otra parte perfectamente lógica dada la fecha del calendario en que estamos. Y nos encontramos con el asomar por los sobacos de la vestimenta de bastantes de nuestros vecinos, de los primeros círculos de sudor (algunos de apestoso olor), que fluye por las axilas, gritando impertinentes la falta de previsión del sudoroso y del mal oliente.

Este entrar de manera lenta pero segura en los calores veraniegos o cuasi veraniegos, produce en la gente una inquietud  y malhumor que salta a la vista, la ciudad les ahoga, la ropa también aunque no pueden prescindir de ella, en muchos casos por convencionalismos sociales. Es verdad, que todo se va mejorando con el paso del tiempo y relajación de los usos y modas (la práctica desaparición de la corbata, la americana...), pero aún siguen ahí, importantes restos atávicos.








Si en estos días calurosos y pesados atmosféricamente hablando, se produce una tormenta, es curioso observar, como la gente cambia el color de  su vestimenta, de tonos clarísimos y floreados, pasa a otra gama muchísimo más oscura y casi sin adornos, cosa que se invierte casi de forma automática, en cuanto vuelve el tiempo radiante. ¿Qué mecanismo instintivo ha influido en esta conducta...?

Que el verano 2019, nos sea propicio, a todos.

¡¡¡LOS CALORES SON IRREMEDIABLES, AFRONTEMOSLOS CON PACIENCIA, HIGIENE Y BUEN HUMOR!!!

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