Situaciones difíciles Aconsejar y (2)

Si alguien cree que tú lo consideras sospechoso de una fechoría, puedes sacar provecho de la siguiente manera; confíale secretamente una misión, que a ti solo pueda ocasionarte ligeros riesgos. Ten por seguro que, deseo de librarse de tus sospechas, te servirá bien en esta y en otras ocasiones. Por eso no está mal que de vez en cuando dejes caer entre tus colegas o subordinados la idea de que abrigas algunas sospechas acerca de ellos.
Los jóvenes que han alcanzado la mayoría de edad legal tienden a la rebelión y al libertinaje. Si les censuras en tono grave y sentencioso, solo conseguirás excitar sus inclinaciones. De modo que casi siempre es preferible armarse de paciencia y esperar a que se enmienden por sí solos o se cansen de su mala conducta. Pero si sabes utilizar tu autoridad con suficiente destreza como para devolverles al buen camino, evita pasar con brusquedad del rigor a la indulgencia. Con los temperamentos tranquilos, muéstrate directo y, si es preciso, da un puñetazo sobre la mesa: esto les impresiona. En cambio, con los caracteres fogosos actúa con suavidad y delicadeza.
Aconseja con altruismo y no con interés personal, y siempre piensa que no posees la verdad absoluta.

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