Situaciones difíciles Aconsejar (1)

Cuando quieras que alguien comprenda que está en un error, empieza hablándole de cosas sin importancias y pasa luego como por casualidad a los hechos que merecen censura. Haz de ellos una descripción caricaturesca, enumera todo lo que te parece mal, pero situando los hechos en unas circunstancias diferentes, de modo que la persona a la que quieres aconsejar no se sienta aludida directamente. Haz que te escuche de buen grado, sin enfadarse; adereza tus palabras con algunas bromas y, si ves que de repente se entristece, adopta un aire ingenuo y pregúntale cuál es la razón. Finalmente, aborda los remedios que se pueden contemplar en un caso como el que te preocupa mezclándolos con consideraciones diversas.
No escatimes favores que nada te cuestan: por ejemplo, concede con facilidad remisión de penas o multas. O bien renuncia, a modo de regalo, o una nueva multa o tasa, haciendo creer que, al igual que un señor del vecindario, te disponías a percibirla a pesar de su carácter injusto.
Es muy cierto que es necesario saberlo todo, oírlo todo, tener espías en todas partes, pero hay que hacerlo con prudencia, ya que las personas enseguida se ofenden si se saben espiadas. Espíalas, pues, sin que se enteren.

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