La mujer vulgar sigue creciendo

• La mujer vulgar a los diecisiete es nuevas melancolías, algún porrito aislado, alguna lectura de poesía lírica, suspiros en el alfeizar de una ventana a la luz de la luna y sospechas fundadas de que no será nunca comprendida.
• La mujer vulgar a los dieciocho es la mayoría de edad, la elección de carrera, preocupación furibunda por el vestuario y miradas incandescentes y despreciativas a los muchachos y muchachas de su edad.
• La mujer vulgar a los diecinueve, veinte, veintiuno y veintidós, es lectura incansable de novelas de todo tipo y revistas del corazón, escarceos con diferentes muchachos, desprecios sucesivos a estos muchachos y certidumbre absoluta de ser una mujer superior a los demás.
• La mujer vulgar a los veintitrés es una crítica acerba de sus amigas con otras amigas y de estas amigas con las amigas anteriores, y convencimiento de que no hay un hombre en el universo mundo, digno de ella.
• La mujer vulgar es a los veinticuatro un descontento acerbo de todo y de todos y llanto y mucho llanto en la soledad de la noche o de su piso de estudiante.

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