La mujer vulgar comienza lentamente su decadencia

• La mujer vulgar desde los treinta a los treinta y ocho es una sensación indeterminable y abrumadora de deslizarse por un tobogán barnizado de “gris”.
• La mujer vulgar a los treinta y nueve es dos broncas diarias con el marido.
• La mujer vulgar a los cuarenta es un recuerdo melancólico de lo que le sucedió a los quince años, y un principio de engrosamiento.
• La mujer vulgar a los cuarenta y dos es un engrosamiento progresivo, un estado depresivo porque los innumerables regímenes alimenticios a los que se ha sometido, no le dan ningún resultado.
• La mujer vulgar a los cuarenta y cinco es ya un engrosamiento total y definitivo y otra neurosis añadida encontrar ropa adecuada al nuevo tamaño adquirido. Sigue realizando cualquiera dieta que le pueda mantener encendida una velilla de esperanza de reducir en algo su peso, pero tiene un apetito insaciable.



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