Rescoldos

Las mujeres son como las cafeterías; se entra en muchas a las que ya no se vuelve más, pero un día se encuentra una al azar y es tan confortable que ya no se vuelve a salir de ella en la vida.
La paternidad y la maternidad necesitan un gran entrenamiento.
Sólo los padres dominan el arte de educar mal a los hijos.
Por severo que sea un padre juzgando a un hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a un padre.
Los únicos que no conocen a sus hijos son los padres.
Ser feliz es no cambiar.
La felicidad a semejanza del arte, cuanto más se calcula menos se logra.
La felicidad es un funicular en el cual los que bajan desengañados tiran de los que suben llenos de esperanza.
El fin de la vida es conseguir la felicidad para, una vez conseguida, esforzarse inmediatamente en perderla.
La sinceridad la inventó uno que quería amargarle la vida al prójimo.
Cuando mejor se finge es cuando lo que se finge se finge de verdad.

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