Ya estamos todos


La ciudad vacía en los meses  de verano, es una figuración de la ciudad muerta, que ha sido Madrid, durante los pasados julio y agosto. Ha sido la repetición anual de un espejismo que se repite una y otra vez, durante el periodo vacacional.

Madrid es una macro urbe, donde se hacinan varios millones de  personas que afincadas o de paso tratan diariamente solucionar sus problemas vitales, con el consiguiente deterioro habitacional. El gigantismo urbano, ha hecho perder continuamente a los madrileños calidad de vida, motivado por este continuo aumento de sus habitantes (censados o de paso).

En verano, época fundamental de vacaciones laborales, y en los puentes del calendario, se da en Madrid y en las otras grandes ciudades españolas, un fenómeno muy especial. Una parte importantísima de la población, es de los orígenes más heterogéneos (emigración) aunque nacidas en la urbe, es de procedencia diversa (tanto de nuestras distintas regiones así como de otros países). Aprovechando la época del verano para volver a sus lugares de origen, estar con la familia y   de paso aprovechar las casas familiares, para así pasar unos días gratis y reforzar vínculos de todo tipo.

Esta huida en tromba, produce en la mente de los pocos madrileños que no se han podido ir por cualquier motivo de su asfixiada ciudad, la ilusión de que la ciudad se había humanizado. Menos gente y su consecuencia lógica, más espacio vital para los viandantes que van por la calle soportando un sol de justicia, pero con el semblante menos tenso, porque pueden respirar y moverse mejor, y caminar mirando a un cielo que aunque parcelado, esta menos sucio, por el notable descenso de automóviles y otros artefactos que contaminan el ambiente.

La ilusión de esos pocos madrileños, habitantes de la ciudad en agosto, ha  durado poco. Llega septiembre y como por encanto, regresan los ciudadanos que huyeron de la urbe, para pasar fuera de ella, sus periodos de vacaciones. Aparecen por todos los rincones. La ciudad se apelotona, se llena más de la cuenta, se ahoga, se asfixia..., la ilusión ha sido eso, ilusión.




La capital se despierta de su siesta estival, ya es la inmensa urbe de siempre, con sus muchos problemas y pocas satisfacciones, que ha sucedido. Hemos pasado de la siesta veraniega, al otra vez, YA ESTAMOS TODOS habitual.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Segovia es asado, el asado es Segovia.

Tempus fugit

Saber retirarse a tiempo