Del aprobado se enteraron todos
La
ciudad, es como un extraño cuerpo vivo con varios corazones (plazas o
glorietas) que la alimentan, haciendo circular a sus habitantes a través del
entramado de sus calles, y marcando el pálpito vital de la misma.
En
Madrid, existen numerosas plazas para distribuir a través del entramado urbano
que confluye en ellas, los ríos de gentes de todo tipo y pelaje que circulan
por la ciudad. La observación del ir y venir de la gente, es uno de los
espectáculos más delirantes que ofrece “la villa y corte” a sus observadores-paseantes
y además totalmente gratis.
En
la Glorieta de Bilbao, que se encuentra en las proximidades del tan traído y
llevado “barrio de Malasaña”, un lugar de los más icónicos de Madrid y de la
zona de gran sabor galdosiano de la plaza
de las Comendadoras. El fluir de los más variopintos personajes es
constante lo que da lugar a pequeños y muchas veces graciosos incidentes.
La
semana pasada, sentado en la terraza del famoso “Comercial”, me fije en un
hombre de mediana edad, vestido con ropa deportiva y paseándose nerviosamente
por la acera, denotando la impaciencia de estar esperando a alguien que no
llega a la hora convenida, vicio por otra parte muy español, por desgracia.
Yo
observando al desesperado que espera. Pero de pronto oigo una voz femenina
gritando con extraordinaria alegría el nombre del que estaba desesperado,
comunicándole su éxito en un examen (asignatura u oposición, no lo oí bien). El
que esperaba, le contesta en las mismas condiciones optimistas y de alegría de
la mujer, que corriendo, más bien volado llega para abrazarle. El la coge
ágilmente por la cintura en un auténtico paso de ballet, la eleva grácilmente
por encima de su cabeza y la vuelve a dejar levemente en el suelo. Lo que únicamente faltó fue la
reencarnación de Margot Fonteyn, Rudolf Nureyev, como protagonistas y la música
de Igor Stravinski, para ambientar un milagro en Madrid.
La pareja se
alejó tan feliz, bajo la mirada encandilada de muchos transeúntes embelesados.
Ellos no se daban cuenta pero habían conseguido que del APROBADO SE ENTERARA
TODO EL MUNDO.
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