Cenar fuera de casa, en fin de semana


La vida de los habitantes de las ciudades (urbanitas), transcurre de una manera repetitiva, monótona, siempre igual. Trabajo, trabajo y más trabajo. Hogar, trabajo, hogar. De una manera casi maquinal es el recorrido diario, de nuestro agobiado convecino.

Llegan al fin, el ocio fin de semana  y lo único que hace para entretenerse, el habitante de la ciudad, es irse de casa con su pareja (si hay niños, algún familiar se encargara de ellos, seguramente los abuelos que para eso son utilísimos), para bien solos o en compañía de otras parejas en parecidas circunstancias ir a cenar o tomar algo y olvidarse un rato más o menos largo de la casa familiar y  de sus problemas de toda índole.

Salir en fin de semana en Madrid, ya en principio es una aventura de dudoso final. Las calles, llenas a rebosar ocupadas por gentes todas con ganas de encontrar algo diferente. Olvidarse de los trabajos de todo tipo realizados los días de la semana que termina (laborales, personales, familiares...) la mayor parte de ellos realizados sin ningún entusiasmo y solo por obligación.

Los lugares de esparcimiento, todos están llenos a reventar, de individuos con las mismas caras que nosotros, entretenerse y olvidar a toda costa, ese es el deseo de los cientos de personas, con las que nos cruzamos.  Hacemos un recorrido exhaustivo, por las cercanías, intentando buscar un establecimiento donde alegrar nuestros decaídos estómagos, con algún alimento y  recuperar nuestras fuerzas perdidas buscando un sitio, donde cumplir el rito de la cena en fin de semana, objetivo de la salida.

No debemos ritualizar nuestras vidas, máxime que lo que buscamos con esto, salir fuera, es un descanso, un relajo, un hacer otra cosa que nos sirva de  remanso y distracción para poder olvidar o dulcificar los problemas que nos preocupan y acucian durante el resto de la semana.

Que nuestra salida, repito solos o acompañados, sea una salida en busca de tranquilidad y descanso y no una huida de un ambiente que muchas veces nos es hostil, nuestro mundo laboral y el hogar que a algunos aprisiona más que calma.

Salgamos de casa, o estemos en ella, que también vale. 



Porque queramos estar con la pareja, familiares o amigos y disfrutar de su conversación y compañía pero cualquier día de la semana, sin esperar al sábado.

¡¡¡DESTRUYAMOS RITUALES DE TODO TIPO, NUESTRAS RELACIONES CON LOS DEMÁS GANARAN EN ESPONTANEIDAD!!!

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