La visita del técnico

noviembre 19, 2018

En nuestra sociedad actual, la mayor parte de las tareas del hogar (por no decir todas), las realizamos con la ayuda de aparatos y maquinas más o menos sofisticados, que nos ayudan a salir adelante en nuestra vida diaria.

Tanta maquinaria, que cada vez va siendo más compleja (circuitos impresos digitalizados...) está sujeta a multitud de averías en su funcionamiento, lo que da lugar a un auténtico maremoto doméstico en el momento de que alguna de estas máquinas se estropea. ¿Cómo vamos a cocinar, barrer, planchar, lavar...?. Hay que buscar a un experto, que se haga cargo del problema. Llamamos al servicio técnico, correspondiente a la marca del aparato averiado. Para preparar la llamada, debemos disponer al lado del teléfono de toda la documentación técnica del aparato en cuestión, que nos va a servir como texto para el examen que nos van a hacer telefónicamente, para haber si nos hacen el favor de mandarnos un técnico, que nos saque del atolladero.

Después de al parecer, haber aprobado el examen al que nos sometió, la voz del servicio técnico, de la marca, que nos atiende, termina anotando la avería y nuestro domicilio para acudir a intentar resolver el entuerto, nos hace una afirmación, contra la que no cabe rebelarse. Hemos pedido el presupuesto, nos lo deslinda y añade una cantidad. TIENEN QUE PAGAR LA VISITA DEL TÉCNICO, aparte de su trabajo. Pensamos que aparte de su pericia técnica, tenía que ser un auténtico Apolo, ya que como un auténtico monumento, lo tiene la empresa, al exigir a sus clientes que paguemos por verlo.

Con emoción, esperamos el anunciado día de la visita del supuestamente maravilloso técnico. Llaman a la puerta, aparece un hombrecillo, que no era ninguna obra de arte ¿POR QUÉ, ENTONCES COBRAN LA VISITA?, elimínenla o como mal menor inclúyanla en otro concepto, pero no nos tomen por tontos, por favor. Para robar también hay que ser inteligente.