Restaurante Asador Guetaria, otra vez


Los restaurantes, como los seres vivos tienen su característica vida. Tienen su especial ciclo vital, llegan a su plenitud que dura un tiempo indeterminado, languidecen y mueren. Como me gusta apasionadamente ir a sitios con tradición ver su evolución, sabores, viandas… viendo cómo va transcurriendo la historia gastronómica de Madrid, fui el pasado domingo al ASADOR RESTAURANTE GUETARIA, establecido en la ciudad desde 1983.

El servicio como siempre cordial, eficiente y rápido. El local con un cálido ambiente, que los muchos comensales que había no rompían con griterío ensordecedor, como pasa hoy por desgracia en muchos locales de cierto prestigio.

COMANDA: Croquetas de bacalao: sabrosísimas, deliciosas, en su punto exacto. Borrajas con patata nueva: buen producto, pero verdura y patatas desechas, parecía más un puré, un lunar para la cocina, el sabor de la borraja tan delicioso, desaparecido. Kokotsas de merluza a la donostiarra fritas, otro fracaso. Estaban secas, sin melosidad y mal fritas, increíble en un asador donostiarra. Carrillada de ternera: Estas en cambio, muy sabroso, en su punto, delicioso. Pantxineta: Normal, corriente, sin nada destacable.

BEBIDAS: Vino “LA CABRA Y LA BOTA”, de IGP: vinos de la tierra Ribera del Andarax, de la añada del 2015, tinto de fermentación controlada, seis meses en barrica de roble francés. Con tempranillo, cabernet souvignon y syrah. Tiene cuerpo con personalidad, aunque no agresivo. Precioso color. Buen comportamiento en boca, olor muy aromático. Marida fantásticamente con carnes y pescados, interesantísimo. Es de las Bodegas Pagos de Indalia en Pedules (Almería)

PRECIO COMIDA: Normal tirando a caro.








Espero que los defectos que indico sean puntuales y no significativos, ya que en caso contrario podrían indicar la decadencia de un local que durante tantos años, ha sabido mantener la bandera de la buena cocina vasca en Madrid, a gran altura.

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