Niños terribles y mamas sospechosamente ausentes

En la tarde del pasado sábado,  tomando café, en un coqueto establecimiento cercano a mi domicilio, me di cuenta de que los problemas de la educación en España, no es solo cuestión de inflamados discursos de contenido político, ni de magnificas leyes publicadas en los Boletines oficiales tanto nacionales, como autonómicos. Es un problema de cambio de mentalidad general.

En el establecimiento al que me refiero, totalmente lleno, en ese momento a destacar tres mesas. Dos ocupadas, diría mejor asaltadas por una banda de unos niños, el mayor no pasaría de diez a doce años. Estos niños dando unos alaridos atroces que rompían la tranquilidad de las demás campaban por sus respetos, se tiraban restos de alimentos, derramando líquidos en el brillante suelo, corrían por el salón molestando a los otros clientes… ¿Estarían solos, se preguntará alguien?, pues no. Estaban acompañados de ¡¡¡ sus madres !!!, que estaban tranquilamente en la mesa de al lado intercambiándose sus móviles, para ver las últimas fotos realizadas, y hacer sus correspondientes comentarios, sin importarles un ápice: las fechorías, los gritos de sus nenes y las molestias que estos estaban causando a los demás clientes del establecimiento, sin el más mínimo gesto de regaño a los tiernos infantes…

De esto, se pueden sacar varias consecuencias: Esas madres tan aficionadas a la fotografías (hombres no había ninguno), serán las primeras que se quejen de lo mal que esta la educación en España. Hay que pensar que la familia educa (cuesta mucho trabajo) y a continuación el colegio forma.

Lo poco que el españolito medio, piensa en los demás. Yo no tengo porque sufrir el atropello de esos pequeños cafres sin pastor, que se queden en su casa, si sus padres son incapaces de dirigirlos y educarlos.









Que la auténtica y tan manida “Educación para la ciudadanía” es esto aprender, aparte de otras cosas, a no molestar a los demás.

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