El negro era su esposa

La persona que realiza de forma anónima el trabajo intelectual de otra a la que después se reconocerán los méritos, se le conoce como negro.En este caso el negro era la mujer, Maria de la O Lejárraga más conocida como María Martínez Sierra, que estaba casada con “el dudoso escritor” Gregorio Martínez Sierra, con quien colaboró estrechamente en sus escritos. Hasta el punto de que fue ella la autora de los numerosos éxitos teatrales que aparecieron firmados por su marido.

María, nace en San Millán de la Cogolla, La Rioja, España, el 28 de diciembre de 1874. Estudió magisterio. A los veintitrés años se enamora de Gregorio Martínez Sierra, un joven de diecisiete años al que le gustaba el teatro y escribir poemas, se casaron el 30 de noviembre de 1900. Ella publicó con su nombre “Cuentos breves”.
Fue pedagoga, literata, dramaturga, periodista, hablaba varios idiomas, fundadora de sociedades en defensa de la mujer, diputada socialista  por Granada en 1933, agregada comercial de la embajada española en Bélgica, bajo cuya  tutela estuvieron cientos de niños refugiados en la guerra.

En 1906, su marido, se enamora de la joven y guapa actriz Catalina Bárcenas. María, escribía en silencio para Gregorio y lo compartía en silencio con Catalina, hasta que en 1922 esta tuvo una hija con Gregorio. Entonces María se separó y se fue a vivir a Francia,  y aun así siguió escribiendo para su exmarido.








La obra literaria de María, bajo el nombre de Gregorio Martínez Sierra es copiosa: novelas, obras de teatro (la famosísima “Canción de cuna”), libretos de obras memorables (El amor brujo, El sombrero de tres picos…), y diversas conferencias. Publica en el exilio, “Gregorio y yo”, autobiografía a los 78 años de edad, donde explica la tormentosa relación con Martínez Sierra.
Murió en Buenos Aires, el 28 de junio de 1974, con cerca de cien años.

En mi opinión, una mujer dependiente de un amor ciego no correspondido. Martínez Sierra solo la uso en su propio beneficio, no valorando al diamante de mujer que tenía a su lado.

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