Montilla: Etnología y Enología (1)

Montilla-Moriles es la D.O. histórica de grandes vinos de la humanidad y está situada en la provincia de Córdoba, al sur de esta bella capital. En esta región ya se hacían grandes vinos en la antigüedad.

Gerald Brenan, en su obra capital “El Laberinto Español”, señala que Andalucía es más rica si el centro de poder político no está situado en el centro de la Península. Cuentan las crónicas que Santa Helena, la madre del emperador Constantino, que era pagano siendo ella fiel cristiana (la abadía de Hautvillers, donde nació el champan, fue bautizada con su nombre), se llevó consigo vino de Montilla a Roma, donde consiguió bendecir con él a cuantos se le acercaron para probarlo.

Montilla-Moriles es una zona vinícola que representa no una cultura particular del vino, sino una civilización en sí misma. Esa zona vive el ensueño de estos grandes vinos y de su antropología, de su etnología y de su constitución costumbrista.

Montilla-Moriles  produce tanto embrujo como la composición de Manuel de Falla. Esta D.O. cuenta con 5.200 hectáreas de la Pedro Ximénez (PX) su variedad básica y más extendida, y la moscatel; con ella hacen dos grandes muestras del patrimonio de la humanidad, el amontillado y el PX (el primero que toma el nombre de la zona).

Estos vinos se vinifican en tinas de barro enterradas en el suelo, una herencia de la época romana. Aquí el clima es una parte importante del estilo de Montilla, pero las prácticas vitivinícolas conforman otra parte igual de importante. Tienen un clima continental con influencias mediterráneas, moderado por el valle del Guadalquivir y los vientos atlánticos que por el ascienden. Sus veranos son largos y secos y los  inviernos, cortos.


Aprovechando esta condición climática, las uvas de PX se asolean para concentrar su azúcar y  así ofrecernos estos grandes vinos. Antes se bebían mucho más que ahora…







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