El pesado preguntón
Voy a referirme antes de sacar
conclusiones a algo que asistí como sujeto doliente, esperando en una cola del
departamento de seguros de la sucursal gran canaria de un gran almacén de ámbito nacional.
Había comprado un teléfono móvil,
que tenía añadida la gratuidad de un seguro sin desembolso, durante un
determinado periodo de tiempo me
mandaron ir a formalizarlo al correspondiente lugar. Llegue al mismo y con gran
alegría observe que solo había una persona, delante de mí y que estaba siendo
ya atendida, por lo que pensé, me voy a ir rápido. Craso, crasisimo error.
Va pasando el tiempo, la cola se
va incrementado y mis nervios también. ¿Por qué?, pues por lo que me parecía un
manifiesto sadismo del pesado preguntón.
Hacia ademán de levantarse, miraba la ya numerosa cola, se dibujaba en
su rostro una irónica sonrisa, volvía a sentarse, ¡¡¡ se le había ocurrido otra pregunta!!!, y esto como
si de un ritual se tratase lo repitió muchas veces, ante el desquiciamiento
general, cuando por fin abandonó la oficina, el suspiro de satisfacción se oyó,
pienso que hasta en la península.
La primera cosa que se me ocurre
es, ¡¡¡ que poco pensamos en los demás!!!
Se puede entender una gestión
larga, que produzca muchas dudas,
pienso que se pueden ir solucionando
según van surgiendo y no adoptar esa posición histriónica que comento.
Conscientes del problema y retraso que hemos ocasionado a los demás lo menos
que podemos hacer al irnos es pedir disculpas
o por lo menos a los primeros de cola y continuar con una sonrisa de
disculpa hacia las otras personas que esperan.
Esto sucede también en las colas
para realizar gestiones en organismos oficiales…Pedir disculpas cuando
tropezamos con alguien, hacemos algo
indebido que pueda molestar al otro, en la casa, la calle, el trabajo, es algo
rarísimo…
¡¡¡ Por lo menos en casos así,
dejemos al otro nuestra mejor sonrisa, disculpándonos, es tan bonito!!!
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