Mi mujer me engaña con Google

La Humanidad en el transcurso de la historia, siempre ha tenido alguien o algo con autoridad a quien consultar lo ignorado o que pusiese punto final a discusiones sobre cualquier tema, con su decisión salomónica o no. Me refiero a chamanes, sacerdotes, magos, consejos de ancianos, augures de todo tipo…

La autoridad la daba el conocimiento y sobre todo el reconocimiento de este  por parte de todos los que se sometían a sus decisiones.

Recuerdo con añoranza en mis años mozos en mi casa, que él : “lo ha dicho papá”, cerraba cualquier posible discusión en la resolución de cualquier problema. Mi madre y nosotros, aceptábamos la decisión de papá, como una resolución definitiva del Tribunal de Derechos humanos de Estrasburgo. Este reconocimiento de la “Páter autoritas” ha ido disminuyendo con el tiempo. ¿Qué pasa ahora con el avance de la civilización?, ha aparecido para todo esto un enemigo que va limando y limando esta autoridad hasta dejarla prácticamente en cero. ¿Quién es ese enemigo? Google.

Este sistema de información por Internet, lo sabe todo, de lo divino y humano y siempre habla “ex cátedra”, es infalible. Tener este mágico sistema tan a mano, es muy positivo para nuestro confort y desarrollo personal, aunque también tiene su lado negativo. Termina con las discusiones siempre tan positivas por lo que de aporte de otros puntos de vista suponía, y digo suponía, porque ahora un cortante: “lo he visto en Google”, termina con cualquier intercambio de pareceres y sin derecho a apelación.

Fomentemos en nuestro círculo los intercambios de pareceres y porque no las discusiones que tanto favorecen la búsqueda de razonamientos para llegar a una solución sobre una cuestión que a todos nos afecta.

Pensemos que la información exhaustiva del “Big Google”, está elaborada por personas y como tal sujeta a errores. Cuando yo hablo en mi casa a mi mujer sobre algo y me contesta con que lo he visto en una WEB, viene como un rayo un pensamiento a mi cabeza:

¡¡¡ Mi mujer me engaña con Google ¡!!