Hay que recordar
Todos
somos presente que con un pasado, pretendemos tener un futuro. Nuestra
biografía, como seres humanos es toda una suerte de acontecimientos pasados,
que en un tanto por ciento enorme olvidamos porque no tenemos un recuerdo
positivo de los mismos, aunque en nuestro subconsciente dejan rastro.
Tenemos la manía, o yo diría más bien
necesidad de presentarnos a los más jóvenes, como modelos dignos de imitar por
ellos. Nos engañamos, pensando que somos perfectos y que nuestro devenir vital,
es el mejor ejemplo en el que pueden fijarse los que nos siguen para alcanzar
la perfección en este mundo. De ahí viene, algo que se oye frecuentísimamente:
“YO CUANDO ERA COMO TÚ...” “YO A TU EDAD...”, ¿Por qué no contamos, los fallos
que cometimos, las tonterías realizadas?, en una palabra, LA VERDAD, que es lo
auténticamente ejemplarizante, para los demás.
Nos verían así, como lo que somos, seres
humanos con sus imperfecciones y defectos, pero que luchamos contra ellos, para
poder mejorar. El ejemplo está ahí para los que nos siguen, no somos modelos
perfectos de conducta y de nada, el único mérito, es nuestra lucha diaria,
contra nuestras propias limitaciones.
Contemos los episodios brillantes y los más oscuros de nuestra vida, a
los que nos siguen, será el mejor ejemplo que les podemos dar.
Muchos pretenden mostrarse ante los demás,
como no son, aunque si hubieran querido ser así. Son ejemplos de pacotilla,
castillos de arena que se deshacen con el paso del tiempo. Muchas veces, esos
campeones de oropel y palabras huecas, pretenden marcar la senda vital a los
demás encontrándose con el desprecio colectivo, porque se nota lo falso de sus
consejos.
Existe un mecanismo de defensa del yo, que
nos ayuda a olvidar lo desagradable, lo que nos hace daño...esto es muy
importante, pero hay que saber administrarlo, ya que por confort podemos
olvidar algo que aunque malo, nos puedan servir para mejorar nuestra situación
vital. Recordar es una especie de maestro, que nos indica fallos nuestros,
dándonos la ocasión de no repetirlos, en ocasiones semejantes.
Nuestra personalidad social, está integrada
por tres vectores. Lo que somos, lo que hubiéramos querido ser y como nos ven
los demás, por lo que por este camino difícil, solo podemos pasar con una única
bandera, que al final allana todo, LA VERDAD, NUESTRA VERDAD.
Comentarios
Publicar un comentario