El perro que no queria andar


Pasear por la ciudad, mirar y observar el torrente de personas que circulan por ella, es una  fuente sinfín  de sorpresas múltiples por lo que encuentras y ves. Es verdaderamente, parodiando a D. Pedro Calderón de la Barca, “El gran teatro del mundo”. Practicar el arte de la observación en la ciudad, es un remedio seguro contra el aburrimiento y depresión y encima es gratis.

El otro día, al anochecer, en una calle de amplias aceras peatonales, me senté un rato en un banco público para descansar un poco. La gente iba y venía presa de sus indolencias, preocupaciones, abstraídas y generalmente con cara de malas pulgas, ¿Por qué será que la mayoría de los habitantes de las grandes ciudades o no quieren o no pueden sonreír?,  pobrecillos, ellos se lo pierden. Como decía la antigua publicidad “UNA SONRISA AYUDA A TRIUNFAR”.

Sigo moviendo mi cabeza, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, como si en vez de estar en una calle en un banco público, estuviera presenciando un gran partido de tenis. Veo aproximarse por mi izquierda al banco donde yo estaba a una mujer de mediana edad, correctamente vestida, con un perro de tamaño medio (me gustan mucho los perros, pero no sé nada de razas), pendiente de una correa. Hasta aquí todo normal, un caso semejante a miles a diario.

Lo interesante de este, es que el perro al llegar aproximadamente a mi altura, el perro tirando de la cadena como para llamar la atención a la dueña, comenzó a hacer cosas raras, andando como un borracho, más bien reptando hasta que se paró y quedo quieto como una piedra, por más que su ama tiraba de él.

Lógicamente, se paró la dueña a ver que le pasaba a su animal. Algo debió de observar esta en él y lo cogió en brazos. Fue como un milagro, el can resucitó, los ojos vivos destellaban de gozo ante la proximidad de la cara de su ama, se irguió, sacó la lengua se la pasó por el rostro, ante la sorpresa regocijada de esta.

Ante este hecho, se me ocurren dos preguntas: ¿el perro sabía cómo tenía que comportarse, cuando estaba cansado, para descansar en los brazos de su ama? O ¿tuvo una necesidad perentoria de que su dueña, le demostrara que era querido?.




¡¡¡ VAMOS, COMO LOS HUMANOS, SIEMPRE BUSCANDO ALGUIEN QUE NOS COJA EN BRAZOS!!!

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