Contestaciones y actitudes sin sentido
Acreditar
un negocio y hacer que se hable de él en el ambiente, es muy difícil, cuesta
mucho trabajo y dedicación de todos. Sin embargo, desaparecer del ámbito de su
actividad es muy fácil, sucediendo de manera muy rápida, siendo en muchas de
las ocasiones, la suma de pequeños errores, cometidos por la organización del
mismo, y la falta de tacto para saber evolucionar en su momento (morir de
éxito).
Tal
sucede con un antiguo y bellísimo café madrileño, “EL COMERCIAL”, desde su
reapertura también restaurante inclusive apuntando muy buenas maneras dentro
del batiburrillo de la oferta gastronómica ciudadana. Pero por desgracia, en este mundo, nada es perfecto.
El gran problema de este establecimiento, es el SERVICIO.
No
falta personal, lo que pasa qué el que ahí está, está mal dirigido. En su
mayoría son personas jóvenes, simpáticas, serviciales..., hacen lo que pueden a
falta de una cabeza rectora (maître, jefe de sala...) para poder atender a las
muchísimas personas que frecuentan el histórico establecimiento. Muchas
veces andan entre las mesas, como un rebaño de pollos sin cabeza, no saben
dónde ir, repito porque nadie se lo ha dicho.
Todo
esto viene a cuento, con los últimos incidentes que he tenido que soportar, por
culpa del SERVICIO, de este por otra parte entrañable establecimiento
madrileño.
Un
día de lluvia, llegamos, vemos que los toldos de la entrada están puestos, para
evitar que se mojen los clientes, nos sentamos. Las mesas de la terraza estaban
ocupadas en más de un 60%, después de esperar unos 45 minutos, entramos,
preguntamos porque no nos atienden, y nos contestan porque está lloviendo, la
terraza está cerrada, admisible, pero ¿Por qué no se apilan las mesas, o se
pone un cartel en los cristales, comunicando
esta incidencia, para no hacer perder el tiempo a los frustrados clientes?
Antes
de ayer, día sin lluvia, cometimos el error de volvernos a sentar en la terraza
del COMERCIAL (el ser humano, es el único animal que tropieza dos veces en la
misma piedra). Después de esperar casi media hora, nos atienden. La camarera
vuelve trayéndonos cosas que no habíamos pedido (perdonable), se va a
solucionar el error, pasa el tiempo y no
vuelve...Entramos a preguntar en recepción, y nos dicen de mala manera
¡¡¡IMPOSIBLE, LA TERRAZA ESTA CERRAZA ESTA CERRADA, PORQUE HACE FRIO!!!, la
persona que “tan amablemente” nos atendió hubiera visto si hubiera levantado la
cabeza y mirando a la terraza, circular a
su compañera..., con una bandeja.
¡¡¡SIN
COMENTARIOS!!!
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